El desmayo o pérdida breve de! conocimiento siempre es signo de un momentáneo déficit de oxigeno en el cerebro. En las personas delicadas, una emoción intensa como una sorpresa violenta, o también el miedo o la repugnancia, pueden determinar un reflejo que partiendo del centro regulador de la circulación en el cerebro se desplace súbitamente el equilibrio del sistema nervioso vegetativo. El trastorno afecta a la relación entre el sistema simpático, el que aumenta la tensión y hace latir con más rapidez el corazón, y su antagonista el parasimpático, que tiende a sosegar y rebajar el latido cardíaco y la tensión vascular.
Ante la impresión fuerte se da un predominio súbito del parasimpático, la tensión cae y el cerebro deja de recibir riego sanguíneo suficiente. El individuo afectado se marea y poco después pierde los sentidos. Siempre y cuando no se haya hecho daño al caer, estos incidentes no son preocupantes por lo general. En el sujeto sano todo vuelve a la normalidad al cabo de pocos segundos.