Un anuncio polémico ha sido éste de Diesel, una marca considerada transgresora, que siempre raya el límite entre lo que se debe y lo que no. En este caso muestra una situación perversa, un hombre torturado por dos mujeres.
Un caso parecido es el de la publicidad de la firma Dolce & Gabbana, donde una mujer es sujetada de las muñecas por un hombre, mientras otros ven la escena. Según el Instituto de la Mujer, este anuncio llama a la violencia contra el sexo femenino.
La organización dijo, además, que este tipo de publicidad “supone el refuerzo de actitudes que hoy día son un delito, atentan contra los derechos de las mujeres y denigran su imagen…”; y pidió a las empresas anunciantes y a los medios que no la acepten ni la difundan.
Un anuncio que sí me pareció realmente muy fuerte ha sido el de las modelos inhalando cocaína, que corresponde a la firma Sisley, que se caracteriza por hacer campañas excesivas e incorrectas.
En esta publicidad se quiso mostrar a dos mujeres drogodependientes de la moda, no de la cocaína. Sin embargo, luego del escándalo la marca dijo que esa foto no pertenecía a su campaña y lanzó la verdadera. De igual forma, la bomba ya había estallado.
Otro que me impactó, y mucho, ha sido el de esta campaña contra el Sida. Para estos casos los anuncios suelen ser fuertes como una manera de generar conciencia lo antes posible.
La campaña publicitaria provocativa más reciente es la de
El objetivo es mostrar las necesidades que tienen los del mundo moderno y las que tienen los habitantes de este sufrido continente. Sus eslóganes, bien fuertes, rezan: “Un bolso, 32 euro; comida para toda la semana, 4 euros” o “Unas gafas de sol, 24 euros; acceso al agua corriente, 8 euros...