La ira se ha adueñado de mí. La furia que me pierde, que me convierte en mala. Que cava zanjas a mi alrededor, justo donde menos quisiera tenerlas. Hoy me ha vuelto a pasar.
Me siento frustrada. Siento que la lucha de cada día no conduce a nada, no lleva a ninguna parte. Cada paso que camino hacia adelante se transforman en dos para atrás.
Estoy avergonzada porque he vuelto a decepcionarte. Era consciente de estar haciendo el más espantoso de los ridículos y sin embargo, seguía haciéndolo.
Estoy cansada de mi propia desesperanza, de llevar sobre los hombros un peso el doble que de lo que puedo soportar y que te ancla cada vez más, impidiéndome dar ni siquiera un paso.
Me siento de repente tan pobre ante ti, sin nada que ofrecer más que mi viejo mundo y mi gastado pasado, sin embargo tú, me estás ofreciendo una galaxia nueva y desconocida.
Hoy me he vuelto a pasar. Porque ya no puedo llevar ni siquiera una mochila ligera; porque estoy tan hundida y tan vacía; porque me siento tan gastada, que sin querer me convierto en decepcionante.
Lo siento. Sólo puedo pedirte que intentes comprenderme. Te quiero tanto. Nunca sabrás cuanto.
