Hace algún tiempo escuché a alguien decir “Por fin, soy la protagonista de mi propia vida”.
¿Cuántas veces vivimos la vida que los demás quieren que vivamos y dejamos de lado nuestros propios deseos, nuestros intereses… nuestros propios sueños?¿Cuántas veces nos llegamos a creer que somos ese personaje que entre todos han fabricado?
Vivimos inmersos en un mundo que está hecho para la más fuerte, ¿cómo nos hacemos fuertes? Teniendo éxito. Éxito en el trabajo, en tu familia, entre tus amig@s, con tu pareja… El problema está cuando tú sola te “anulas” y piensas que esto no es lo que te toca vivir a ti, sin darte cuenta, asumes ese rol y vives la parcela que los demás quieren que vivas, haces todo aquello que tengas que hacer para que ellos y ellas estén bien. Ese es tu papel y esa es la vida que tienes que vivir. ¿Que tienes que vivir o que quieres vivir? Sin duda, la segunda opción, es con la que me quedo, porque no es ni impuesta ni obligatoria.
Dicen que cuando Einstein era niño, su propia madre le consideraba “tonto”. ¡Qué cosas, Einstein tonto! ¿Cómo pudo llegar a ser el genio que fue? Porque en su camino encontró a esa persona que le hizo creer en él, en sus posibilidades, en su talento… Que le dio su lugar y que le animó a luchar por sus sueños.
No somos “tontos”, que nadie nos llame “tontos”… que nadie nos diga o nos lleve a vivir la vida que la gente quiere que vivamos, que no nos anulemos nosotras mismas, que no vivamos a la sombra de nada ni de nadie.
Vivir supone reír, llorar, amar, equivocarse, acertar, luchar, caer… Es un camino, con momentos buenos y malos, en el que vamos acompañados por gente que nos quiere y a los que queremos, que nos cuidan y a los que cuidamos, que nos hacen daño y a los que hacemos daño, que se alegran con nuestras cosas buenas y con los que compartimos sus alegrías, que nos aconsejan y a los que aconsejamos… pero siempre teniendo claro que es nuestro camino y que las decisiones del día a día son responsabilidad nuestra. Nuestros son los éxitos y los fracasos. En esta película que es nuestra vida, los demás son actores y actrices de reparto.
Sí, ¡qué razón lleva esa frase! Somos las protagonistas de nuestra propia vida… Tenemos que luchar por nuestros sueños, intentar llegar dónde nos gustaría, pensar como queramos pensar, sentir lo que queramos sentir… ¡ser libres! Sólo así conseguiremos que la gente nos quiera de verdad por lo que somos, sólo así podremos cuidar y acompañar sin necesidad de dejar nuestros sueños en manos de nadie, excepto en las nuestras.
¡Que cada uno, que cada una, sea protagonista de su propia vida!