Las personas psicópatas no son necesariamente asesinas,
aunque sí pueden causar mucho daño en distintos niveles. Se ven como personas
normales y viven entre nosotros. Hay que saber cómo reconocerlos.
Según Robert Hare, Doctor en Psicología y Profesor de la
Universitiy of British Columbia en Canadá, los psicópatas no son asesinos,
tienen formas más sutiles de hacer daño,
son personas que viven en el mundo, principalmente en las esferas de la
política y los negocios. Existen ciertas características afectivas e
interpersonales que son comunes en este tipo de personas que permiten
diferenciarlas de los demás.
Lo primero y más llamativo en un psicópata es su encanto
superficial, son personas hábiles socialmente, simpáticas,
atrayentes, conquistan a todos quienes los conocen en primera instancia. En
general, se suponen mejores que el resto
de las personas, esto es porque tienen cierta idea de grandiosidad que los
lleva a hablar con gran elocuencia y
seguridad. Poseen además, la capacidad de mentir descaradamente, fenómeno
conocido como “mentira patológica” que los induce a engañar a otros sobre todo cuando esto pueda
beneficiarlos o justificar sus conductas. Si son lo suficientemente
inteligentes, los demás no notarán estas actitudes y se dejarán seducir por su
encantadora apariencia.
Otra característica típica de la personalidad psicopática es
su afectividad aplanada, es decir, el
psicópata no tiene la capacidad de concebir emociones, puede simularlas para
conseguir beneficios, pero en realidad no las siente.
Esta misma característica origina la falta de remordimiento
o culpa, el psicópata no siente
arrepentimiento, piensa que tiene el derecho sobre los demás y el mundo, nunca
se siente en deuda, de ahí su marcada crueldad y falta de empatía hacia los
demás.
Teniendo todo lo anterior en cuenta, es normal deducir que
estas personas tienen una especial dificultad en aceptar sus errores o
responsabilidades en los hechos. Es por esto que en general, los psicópatas no
van al psicólogo, porque para ellos el problema siempre lo tienen “los otros”,
y pocas veces sienten un sufrimiento emocional lo suficientemente intenso como
para querer cambiar.
La sociedad no puede defenderse de los psicópatas porque son
ellos los que muchas veces con su inteligencia y astucia logran eludir toda
responsabilidad de sus actos. Lo más peligroso de los psicópatas es que no les
importa hacer sufrir a los otros con tal de lograr sus objetivos, Hare los llama “depredadores sociales”, ya
que son capaces de adoptar cualquier conducta o realizar cualquier cosa con tal
de lograr sus objetivos. Sin embargo
todos y todas tenemos la capacidad de informarnos, “olfatear” e identificar si nos
encontramos frente a una personalidad
psicopática y para nuestro bien intentar protegernos de las consecuencias de la
relación con esa persona.